Por fin, les dejamos redactado el comentario tercero referente a la obra Crónica de una muerte anunciada del autor hispanoamericano Gabriel García Márquez. Les recordamos la misma metodología que utilizamos en La casa de Bernarda Alba:
- Se pueden "reciclar" los comentarios para los tres fragmentos a comentar siempre y cuando cambiemos las partes pertinentes que se refieran a cada texto.
- La opinión personal es única e irrepetible, recuerden que facilitará la redacción si nos planteamos la siguiente pregunta: "¿Se trata de un tema de actualidad?"
Texto 3
Después de buscarlo a gritos por los dormitorios, oyendo sin saber dónde otros gritos que no eran los suyos, Plácida Linero se asomó a la ventana de la plaza y vio a los gemelos Vicario que corrían hacia la iglesia. Iban perseguidos de cerca por Yamil Shaium, con su escopeta de matar tigres, y por otros árabes desarmados y Plácida Linero pensó que había pasado el peligro. Luego salió al balcón del dormitorio, y vio a Santiago Nasar frente a la puerta, bocabajo en el polvo, tratando de levantarse de su propia sangre. Se incorporó de medio lado, y se echó a andar en un estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes. Caminó más de cien metros para darle la vuelta completa a la casa y entrar por la puerta de la cocina. Tuvo todavía bastante lucidez para no ir por la calle, que era el trayecto más largo, sino que entró por la casa contigua. Poncho Lanao, su esposa y sus cinco hijos no se habían enterado de lo que acababa de ocurrir a 20 pasos de su puerta. «Oímos la gritería −me dijo la esposa−, pero pensamos que era la fiesta del obispo.» Empezaban a desayunar cuando vieron entrar a Santiago Nasar empapado de sangre llevando en las manos el racimo de sus entrañas. Poncho Lanao me dijo: «Lo que nunca pude olvidar fue el terrible olor a mierda». Pero Argénida Lanao, la hija mayor, contó que Santiago Nasar caminaba con la prestancia de siempre, midiendo bien los pasos, y que su rostro de sarraceno con los rizos alborotados estaba más bello que nunca. Al pasar frente a la mesa les sonrió, y siguió a través de los dormitorios hasta la salida posterior de la casa. «Nos quedamos paralizados de susto», me dijo Argénida Lanao. Mi tía Wenefrida Márquez estaba desescamando un sábalo en el patio de su casa al otro lado del río, y lo vio descender las escalinatas del muelle antiguo buscando con paso firme el rumbo de su casa. −¡Santiago, hijo −le gritó−, qué te pasa! Santiago Nasar la reconoció. −Que me mataron, niña Wene −dijo. Tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato. «Hasta tuvo el cuidado de sacudir con la mano la tierra que le quedó en las tripas», me dijo mi tía Wene. Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina.
Gabriel García Márquez – Crónica de una muerte anunciada
El fragmento que nos disponemos a comentar pertenece a una de las obras más conocidas del autor hispanoamericano Gabriel García Márquez y que lleva como título Crónica de una muerte anunciada. Para situarnos en el contexto histórico en el que el autor se desenvuelve debemos tener en cuenta varios sucesos importantes, entre ellos la independencia de los países de Hispanoamérica durante la primera mitad del siglo XIX, que tuvo un papel fundamental en las obras de numerosos autores y autoras hispanoamericanos. Debemos tener en cuenta el papel de cada uno de los países tras la independencia de los mismos, su situación política, su atraso económico y las desigualdades sociales, pues en el siglo XX se intercalan periodos democráticos con dictaduras represivas… junto a movimientos revolucionarios que generaron oleadas de violencia en los países de Hispanoamérica. Asimismo, debemos tener en cuenta que los temas más destacados tienen que ver con el mestizaje en el que se diferencian: blancos, negros e indígenas, pues suponen un tema fundamental en sus obras.
Podemos catalogar al autor dentro del movimiento hispanoamericano del modernismo que supondrá un cambio importante dentro de la literatura de Hispanoamérica, pues por primera vez son ellos quienes comienzan a influenciar en España y no al revés. Surge como contraposición al realismo y viene influenciado por el simbolismo francés. Así, mientras los inicios realismo abogaban por una temática indigenista y un enfoque político-social en el que la naturaleza cumplirá un papel importante, poco a poco se va sustituyendo por la lucha del hombre contra la naturaleza, la miseria de los campesinos y la dictadura y la colonización económica. Todo ello se verá afectado con el inicio del modernismo, que acaba con todo lo anterior, se le comienza a dar importancia al aspecto imaginativo creando así el llamado Realismo mágico, tan frecuente en las obras de Gabriel García Márquez, un ejemplo claro lo encontramos en Cien años de soledad. Se le dará importancia a la estética, así como a la innovación dentro de la novela influenciada en parte por el surrealismo, por ello comienzan a ser utilizados los saltos en el tiempo propios de la novela que se nos presenta analizar.
Gabriel García Márquez nace en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927. Se cría con sus abuelos y ello da lugar a la inspiración de varias obras como el personaje de Úrsula en Cien años de soledad, inspirado en su abuela. A los ocho años se muda con sus padres y es internado en Barranquilla donde recibe el apodo de El viejo debido a su pasión por la escritura poética; ya en la secundaria, publica sus primeros poemas en la revista escolar Juventud. Comienza su carrera de abogacía a pesar de su sueño de ser escritor y debido a las revueltas de 1948 y el cierre de la universidad se traslada a la Universidad de Cartagena donde comienza a trabajar como reportero. Márquez contrae matrimonio con Mercedes Barcha en 1958 con quien tiene sus dos hijos. Su obra cumbre, Cien años de soledad, se publica en 1967 y a partir de ese momento su éxito está asegurado. Traba amistad con el expresidente cubano Fidel Castro y en 1999 se le diagnostica un cáncer linfático que acabará con su vida el 17 de abril de 2014.
Desde joven intercala sus dos pasiones: la literatura y el periodismo. Publica obras importantes como La hojarasca y novelas cortas como La mala hora, pero fue Cien años de soledad lo que lo llevó a la cima del éxito literario en 1967 en el que la presencia y utilización del realismo mágico supuso un antes y un después en la literatura hispanoamericana, la creación de todo un mundo (Macondo) supone uno de los aspectos fundamentales para entender parte de sus textos. Sigue publicando obras como El otoño del patriarca o Crónica de una muerte anunciada por la que ganó el premio Nobel de literatura en 1982. Ya en sus últimos años publica obras como Historia de mis putas tristes o sus memorias tituladas Vivir para contarla.
El fragmento que se nos propone analizar pertenece al capítulo final de la obra, en él se nos muestra el retrato posterior al apuñalamiento de Santiago Nasar en el que no solo se establece la huida de los gemelos Vicario sino que también se retratan las últimas palabras de Nasar “Que me mataron, niña Wene” y su posterior muerte.
Debemos recordar que tras las nupcias de Ángela Vicario y Bayardo San Román es cuando se desarrolla toda la acción narrativa, pues Ángela tras ser devuelta a su familia de manos de su marido por abogar que no era virgen afirma culpar de su deshonra a Santiago Nasar, vecino del pueblo a quien tras la llegada del obispo es apuñalado por los hermanos Vicario quienes buscan recuperar la honra perdida de su hermana. Si Santiago Nasar se entera de su futura muerte minutos antes de que suceda, gracias a la narración de su amigo quien nos cuenta su crónica, sabemos que el pueblo entero se mantuvo callado ante la noticia de que iban a matar a la víctima al igual que lo hacemos nosotros cuando leemos la obra, pues desde el primer capítulo sabemos cómo sucede la muerte del protagonista.
El tema fundamental no solo de este fragmento sino de la novela en general es el relacionado con la violencia, tan característica del contexto histórico en el que se mueve el autor. Ya en la descripción de la muerte del personaje nos refleja Márquez la visión de la más absoluta violencia, en la que la descripción detallada de la brutalidad del acto no pasa desapercibida, pero la violencia es aún mayor cuando el que la comete es aquel que calla ante la conciencia de un hecho que aún no se ha cometido y que se ve reflejado en todos los lectores que desde el capítulo primero y gracias a los saltos en el tiempo nos permiten formar parte del pueblo que sabe el crimen que se acomete antes de que suceda.
Son numerosos los personajes que aparecen en la obra, en el fragmento a comentar se mencionan los siguientes personajes: Santiago Nasar es la principal víctima de una historia que lo colocó en el lugar erróneo. Es acusado de deshonrar a Ángela Vicario, acto que no ha cometido y por el cual se le condena a una muerte que ha sido anunciada no solo a los lectores sino a todo el pueblo. Su madre Plácida Linero aporta premoniciones y sueños que siempre se cumplen, aunque nunca llega a predecir la muerte de su propio hijo. Los gemelos Vicario, hermanos de Ángela, son personajes que se dejan llevar por los códigos de honra y honor, planifican la muerte de Santiago Nasar y no reparan en las consecuencias de sus actos, pues se prevalece el sentido de honra frente a la posibilidad de la inocencia de la víctima. La familia Lanao supone parte del testimonio de lo que aconteció ese día en el pueblo en el que gracias a los diferentes miembros de la familia podemos observar como las realidades de la historia se dispersan dependiendo del punto de vista que las narren. El narrador omnisciente es de importante mención, alterna la primera persona con la tercera y es el encargado de narrar mediante los saltos en el tiempo la historia de lo que aconteció aquel día de la muerte de Santiago Nasar. Aunque no se mencione en este fragmento, Ángela Vicario supone un personaje fundamental en la novela, se trata de una mujer tímida que se deja llevar por una sociedad matriarcal en la que el machismo imperante del momento le impide ser libre de elegir con quien casarse o quien ser, por ello, cuando es devuelta a su familia por su marido, se ve en la obligación de salvarse a sí misma, acusa injustamente y actúa de verdugo acusando a Santiago Nasar de un pecado que no ha cometido. Por último, otro de los personajes importantes de la obra lo ocupa Bayardo San Román, quien a pesar de ser adinerado busca el amor a través del dinero que posee, devuelve a su mujer tras darse cuenta de que no es virgen, pero al final vuelve a su lado con las cartas que ella le ha escrito durante años, ya destrozado por la ruptura con su esposa.
El espacio en el que se desarrolla la acción del fragmento se mueve entre la casa de Plácida Linero y Santiago Nasar y el pueblo en el que ocurre el asesinato del protagonista, en un pueblo cercano al Caribe.
En cuanto al momento en el que se desarrolla la acción tenemos que tener en cuenta que los saltos en el tiempo son de importante mención, pues nos permiten conocer sucesos antes de que acontezcan en el eje cronológico de la propia obra.
En cuanto a la estructura interna del fragmento podríamos dividirlo en tres partes, la introducción formada por las diez primeras líneas en las que se describen como tras el apuñalamiento de Santiago Nasar, los hermanos Vicario huyen de la justicia y la represión del pueblo ante el suceso cometido. El nudo formado por las siguientes nueve líneas en las que la familia Lanao establece la visión de lo ocurrido con Santiago Nasar desde sus diferentes puntos de vista y el desenlace del fragmento y de la obra en sí misma que termina con las últimas palabras de Nasar y su muerte en la cocina de su casa.
En cuanto a la estructura externa de la obra debemos tener en cuenta que se divide en cinco capítulos en los que los saltos en el tiempo son los principales protagonistas, eso permite al autor introducir al lector dentro de la historia. El primer capítulo comienza con la muerte de Santiago Nasar y a partir de ahí se produce la niebla entre el pasado, el presente y el futuro.
Prevalecen en el texto léxico propio del campo semántico relacionado con la violencia: «escopeta de matar tigres», «sangre», «vísceras colgantes», «entrañas», «mataron» y «tripas». La metáfora utilizada en el texto dota de cierta belleza la violencia que esconde la acción «…llevando en las manos el racimo de sus entrañas.» que hace referencia al manojo de tripas que ya asomaban tras su apuñalamiento. Pero, sin duda, el uso de los verbos supone en este fragmento de importante mención, ya que el uso alterno entre el presente «vio» y el pasado «Oímos» nos permite viajar entre la acción desarrollada por Santiago Nasar, aún vivo y la visión pasada de los testigos que vivieron ese momento. Sucede que en boca de Santiago Nasar aún vivo y representando se presente la utilización del verbo pasado «Que me mataron», cuando aún sigue vivo, supone la aceptación del personaje con respecto a su futura muerte. En definitiva, la utilización de los diferentes tiempos verbales solo pone de manifiesto lo que supone la novela en sí misma, una crónica de una muerte anunciada.
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