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COMENTARIO DE TEXTO III: LA CASA DE BERNARDA ALBA

Actualizado: 29 mar 2020




Antes de comenzar el comentario de texto tendremos en cuenta algunas premisas:

- La primera es que para los tres textos que se plantean en la EBAU sobre esta obra de Lorca, se puede utilizar el mismo comentario realizado, siempre y cuando cambiemos los puntos que tienen que ver con el Resumen del texto, el tema , la estructura interna y externa del texto y las unidades de tiempo, espacio y acción teatral del fragmento que se propone analizar.


- La segunda premisa tendría que ver con la opinión personal que se plantee en el fragmento, pues se trata de una parte personal que refleja tu pensamiento acerca de la obra. Un consejo útil que les doy a la hora de redactar la opinión personal es plantearse la siguiente pregunta: ¿Se trata de un tema actual? La respuesta casi siempre será afirmativa, entonces lo que nos queda es analizar el tema del fragmento en relación con el tiempo en el que estamos viviendo. Recuerden que la opinión personal es la parte que más interesa a los correctores de la EBAU.

¡Comenzamos!


TEXTO 3:

Bernarda: Quietas, quietas. ¡Qué pobreza la mía no poder tener un rayo entre los dedos!

Martirio: (Señalando a Adela.) ¡Estaba con él! ¡Mira esas enaguas llenas de paja de trigo!

Bernarda: ¡Esa es la cama de las mal nacidas! (Se dirige furiosa hacia Adela.)

Adela: (Haciéndole frente.) ¡Aquí se acabaron las voces de presidio! (Adela arrebata el bastón a su madre y lo parte en dos.) Esto hago yo con la vara de la dominadora. No dé usted un paso más. ¡En mí no manda nadie más que Pepe! (Sale Magdalena.)

Magdalena: ¡Adela! (Salen la Poncia y Angustias.)

Adela: Yo soy su mujer. (A Angustias.) Entérate tú y ve al corral a decírselo. Él dominará toda esta casa. Ahí fuera está, respirando como si fuera un león.

Angustias: ¡Dios mío!

Bernarda: ¡La escopeta! ¿Dónde está la escopeta? (Sale corriendo.) (Aparece Amelia por el fondo, que mira aterrada con la cabeza sobre la pared. Sale detrás Martirio.)

Adela: ¡Nadie podrá conmigo! (Va a salir.)

Angustias: (Sujetándola.) De aquí no sales tú con tu cuerpo en triunfo, ¡ladrona!, ¡deshonra de nuestra casa!

Magdalena: ¡Déjala que se vaya donde no la veamos nunca más! (Suena un disparo.)

Bernarda: (Entrando.) Atrévete a buscarlo ahora.

Martirio: (Entrando.) Se acabó Pepe el Romano.

Adela: ¡Pepe! ¡Dios mio! ¡Pepe! (Sale corriendo.)

Poncia: ¿Pero lo habéis matado?

Martirio: ¡No! ¡Salió corriendo en la jaca!

Bernarda: Fue culpa mía. Una mujer no sabe apuntar.

Magdalena: ¿Por qué lo has dicho entonces?

Martirio: ¡Por ella! ¡Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza!

Poncia: Maldita.

Magdalena: ¡Endemoniada!

Bernarda: Aunque es mejor así. (Se oye como un golpe.) ¡Adela! ¡Adela!

Poncia: (En la puerta.) ¡Abre!

Bernarda: Abre. No creas que los muros defienden de la vergüenza.

Criada: (Entrando.) ¡Se han levantado los vecinos!

Bernarda: (En voz baja como un rugido.) ¡Abre, porque echaré abajo la puerta! (Pausa. Todo queda en silencio.) ¡Adela! (Se retira de la puerta.) ¡Trae un martillo! (La Poncia da un empujón y entra. Al entrar da un grito y sale.) ¿Qué?

Poncia: (Se lleva las manos al cuello.) ¡Nunca tengamos ese fin! (Las hermanas se echan hacia atrás. La Criada se santigua. Bernarda da un grito y avanza.)

Poncia: ¡No entres!

Bernarda: No. ¡Yo no! Pepe: irás corriendo vivo por lo oscuro de las alamedas, pero otro día caerás. ¡Descolgarla! ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestirla como si fuera doncella. ¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha muerto virgen! Avisad que al amanecer den dos clamores las campanas.

Martirio: Dichosa ella mil veces que lo pudo tener.

Bernarda: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! (A otra hija.) ¡A callar he dicho! (A otra hija.) Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? Silencio, silencio he dicho. ¡Silencio!”

Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba

COMENTARIO DE TEXTO RESUELTO:


El texto que se nos propone pertenece a la obra teatral de La casa de Bernarda Alba (1936), supone la obra cumbre de Federico García Lorca, autor que vive desde sus inicios el estallido de la Guerra Civil Española en la que se enfrentaron el bando republicano contra el bando nacional y que finalizó en el año 1939 con el ascenso al poder del dictador Franco. España se encontraba viviendo una situación política, económica y social desfavorable y esto se verá reflejado en las obras de los autores del momento.


Aunque la situación social no era la más favorable, si lo fue en el ámbito literario pues la creación del movimiento vanguardista y la llamada Generación del 27, a la que pertenecía el autor ya mencionado, supuso un antes y un después en la literatura española. Si bien no buscaban, como movimientos anteriores, establecer un pensamiento revolucionario en el ámbito político ni social, sí que tenían características propias. Bebían del surrealismo, el simbolismo y el futurismo europeo; el estallido de la Guerra Civil Española acentuó la visión humanizada en la poesía, en el que se trataron temas tabúes como la homosexualidad. En el ámbito teatral, no tuvo tanto incremento como la poesía, pues se priorizaba entre los empresarios el beneficio económico en taquilla. Fueron pocos los autores que lograron representar gracias a la novedad en sus obras, como fue el caso de Lorca o el esperpento de Valle Inclán.


Federico García Lorca (1898-1936) nace en Fuente Vaqueros (Granada) en 1898. Aunque su primera vocación siempre fue la música destacó por la literatura desde joven. Entre 1919 y 1928 se traslada a Madrid para continuar sus estudios en la Residencia de estudiantes donde traba amistad con Salvador Dalí, Luis Buñuel y Rafael Alberti entre otros. Es en este periodo de su vida cuando publica su Libro de poemas, estrena El maleficio de una mariposa y escribe otras piezas teatrales. En 1921 escribe El poema del Cante Jondo, que no se publicaría hasta diez años más tarde y en 1925 viaja a Cadaqués para pasar la Semana Santa en casa de su amigo Dalí, lo que producirá un cambio importante en ambos artistas. De esta amistad Federico escribe la Oda a Dalí en 1926. Durante 1927 escribe Romancero gitano, que fue criticado por sus amigos Buñuel y Dalí. En 1929 viaja a Nueva York y escribe Poeta en Nueva York donde plasma las impresiones del autor acerca de la ciudad, pero no se publicará hasta cuatro años después de su muerte. Viaja a Cuba en 1930 donde descubre la música y la cultura cubana y trabaja en proyectos como El público y Así pasen cinco años, pero en verano de 1930 se traslada de nuevo a Madrid. Funda la compañía de La Barraca junto a Eduardo Ugarte en 1931, pero el estallido de la Guerra Civil española en 1936 impide que la compañía siga funcionando. Estrena Bodas de sangre en 1933 en Buenos Aires consiguiendo un éxito rotundo, a raíz de este suceso comienza a representar otras obras teatrales. Cuando regresa a España en 1934 sigue escribiendo y termina obras como La casa de Bernarda Alba, Doña Rosita la soltera y Yerma entre otras. Finalmente, muere fusilado el 18 de agosto de 1936 como víctima de la Guerra Civil Española debido a su posición antifascista y su condición homosexual.


La temática que caracteriza las obras teatrales lorquianas comienzan con la lucha por la libertad de los personajes contra el orden social, la autoridad, etc. Se ve claramente en La casa de Bernarda Alba mediante el personaje de sus hijas, sobre todo Adela, quien se rebela contra la autoridad de su madre Bernarda que lucha por mantener la castidad de sus hijas por encima de todo. «¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha muerto virgen!» Dice Bernarda a sus hijas tras el fallecimiento de la pequeña. Este fragmento pertenece al acto tercero y supone el final de una obra en su punto más álgido.


La obra comienza tras la muerte del segundo marido de Bernarda, la cual, mediante la imposición, obliga a sus hijas a vestir de luto y vivir encerradas durante ocho años. Angustias, la hija mayor, atrae a Pepe el Romano como pretendiente debido a la herencia que trae de su padre, primer marido de Bernarda. Tras la aceptación de Bernarda, Pepe el Romano comienza a organizar la boda entre ellos, pero acaba enamorándose de Adela, que no duda en convertirse en su amante. No es la única de las hermanas que sucumbirá a sus encantos, es por ello por lo que Martirio acabará delatando a Adela creando el momento cumbre de la obra. Bernarda enfadada por la deshonra cometida hacia su hija disparará sin éxito a Pepe el Romano haciendo creer a su hija Adela que este ha muerto. La consecuencia vendrá después, Adela se suicida y la frialdad de su madre prevalece, el qué dirán provoca en Bernarda que afirme que su hija ha muerto virgen y exige a sus hijas silencio ante lo que ha ocurrido en la casa.


El tema principal del fragmento es la dualidad y la lucha existente entre la autoridad exigida por Bernarda y el deseo de libertad de sus hijas. La autoridad de Bernarda viene dada por la condición social de la época en donde las apariencias, la honra y la tradición prevalecen sobre los deseos e inquietudes de las mujeres de la obra. Asimismo, durante toda la obra encontramos otros temas, como el amor entre Adela y Pepe el Romano, las diferencias entre las clases sociales o la situación social y la presión que viven las mujeres de la época.


En cuanto a la estructura externa de La casa de Bernarda Alba se compone de tres actos. El primero comienza con el funeral del segundo marido de Bernarda y la presentación de los personajes de la obra, así como el compromiso entre Angustias y Pepe el Romano. La segunda parte pone de manifiesto los movimientos de Adela que tendrán su culmen en el tercer acto donde Martirio desvelará la verdad de su hermana y se desarrollará así el final de la obra: la muerte de Adela y la exigencia de silencio por parte de Bernarda.


Si nos centramos en la estructura externa del fragmento a analizar nos damos cuenta de que lo abre Bernarda con su intervención tras enterarse de la relación existente entre Pepe el Romano y su hija menor. Le siguen los diálogos de Martirio delatando a Adela frente a su madre y hermanas y la discusión de estas cuando Bernarda pega el tiro al aire. Finaliza el fragmento el suicidio de Adela y la intervención de la Poncia y la Criada - «Se han levantado los vecinos.» - que nos recuerda que el qué dirán es más importante que la acción desarrollada por la hija menor. Se trata de un fragmento final de obra lleno de acción y movimiento que aportan dinamismo a la obra.


La estructura interna de la obra es lineal, carece de saltos en el tiempo. Comienza con la muerte del marido de Bernarda y el siguiente compromiso de Angustias y los sentimientos que albergan las hermanas con respecto al prometido de su hermana mayor. Se descubre poco a poco la relación de Adela y Pepe el Romano y finaliza con la muerte de Adela tras el descubrimiento de los amantes.


En cambio, el fragmento comienza in media res con el descubrimiento de los amantes, siguiendo con la posterior discusión y la finalización de la muerte de Adela.


Las mujeres son las principales protagonistas de las obras de Lorca, en este caso encabezan la obra solo personajes femeninos entre los que se establecen aquellos autoritarios y las hijas que ansían una libertad que su madre no les proporciona, pero todas tienen algo en común, intentan sobrevivir en un mundo gobernado por y para hombres en el que las actitudes machistas y la sociedad patriarcal prevalece sobre los deseos de la mujer.


Adela es la menor de las hermanas, es una joven de 20 años, guapa y con un espíritu rebelde que la lleva a intentar decidir por sí misma, aunque la sociedad se oponga a ello. Está enamorada del prometido de su hermana Angustias y acepta ser la amante de Pepe el Romano sin importar las consecuencias. Se rebela desde el primer momento en el que decide ponerse su traje verde aún estando de luto por la imposición de su madre. En ella caerán todas las consecuencias del destino trágico que tiene como causa la intolerancia materna.


Martirio es la cuarta de las hermanas, al igual que Adela está enamorada de Pepe. Los celos que le produce la relación entre Adela y su enamorado, la llevan a confesar sus sentimientos y a destapar el romance existente entre su hermana y el prometido de Angustias a su madre.


Bernarda es una mujer autoritaria que se caracteriza por el matriarcado que establece en su casa. La moral exigida hacia las mujeres en la sociedad machista prevalece sobre el deseo y los sentimientos de sus hijas, tras enterarse de la ruptura de esa moral impuesta por su hija Adela reacciona de manera violenta al cargar la escopeta e intentar acabar con Pepe el Romano. Su actitud fría ante la muerte de su hija supone una fuerte característica de lo que supone su personaje.


Angustias supone también un personaje importante para la obra. Es resultado de la unión entre Bernarda y su primer marido, la primera de las hijas y la menos agraciada se promete a Pepe el Romano quien la quiere solo por su dinero. Pese a no aparecer en la obra y no intervenir se encuentra siempre presente generando el conflicto entre las hermanas. La Poncia y la criada obtienen papeles secundarios en la obra y no demasiado importantes, aunque la criada es la única que intenta hablar con Bernarda de lo que está ocurriendo en su casa.


La acción del fragmento se establece entre la lucha verbal entre Bernarda y Adela que llega en el punto álgido a transformarse en violencia física por parte de Bernarda hacia Pepe el Romano y en Adela cuando rompe el símbolo de la autoridad de su madre (Bernarda se dirige furiosa hacia Adela y esta arrebata el bastón a su madre y lo parte en dos). La lucha verbal también se establece entre Adela y Martirio, quién llevada por los celos advierte a su madre de los devaneos de su hermana y como consecuencia de esta acción se comete el suicidio de Adela por la creencia de que su amado ha sido asesinado por su madre.


El tiempo de la obra comienza un día por la mañana cuando en el primer acto ocurre el duelo del marido de Bernarda. En el segundo acto, la acción se desarrolla desde el inicio de la tarde y en el acto tercero finaliza con el fin del día y, por tanto, de los problemas.


En cuanto al espacio en el que se desarrolla la obra se establece la dualidad entre el espacio interior donde se encuentran toda la familia y el espacio exterior donde se encuentran los hombres y, por lo tanto, la libertad. El espacio interior es definido con muchos adjetivos, entre ellos infierno, convento, cárcel… Es por ello por lo que las escenas entre Adela y Pepe suceden siempre en espacios exteriores.


En cuanto al lenguaje utilizado por Lorca observamos como la carencia de cultismos genera que se dote al texto de una sencillez lingüística. El simbolismo tan característico de la obra de Lorca no pasa desapercibido en el fragmento «¡Mira esas enaguas llenas de paja de trigo!» le dice Martirio a Bernarda haciendo alusión a la libertad que se toma Adela con Pepe el Romano y que se desarrolla, por tanto, en el espacio exterior o la acotación de: «(Adela arrebata el bastón de su madre y lo parte en dos.)» a la que sigue la intervención de Adela «Esto hago yo con la vara de la dominadora.», el bastón durante toda la obra tiene un simbolismo importante pues es el recordatorio de que la autoridad de Bernarda está por encima de todo. Encontramos un símil de parte de Adela «Ahí fuera está, respirando como si fuera un león.» y múltiples metáforas entre la que destaca: «Nos hundiremos todas en un mar de luto». Las hipérboles son también de importante mención: «Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza.», cuyo orden lógico sería «Hubiera volcado sobre su cabeza un río de sangre.» o «¡Abre, porque echaré abajo la puerta!», cuyo orden lógico sería «¡Abre, porque echaré la puerta abajo!». Las personificaciones aportan cualidades humanas a muros o a la muerte en el fragmento («No creas que los muros defienden de la vergüenza.» o «La muerte hay que mirarla cara a cara.») y que aportan intensidad a las palabras que se dirigen a Adela o a la acción que desarrolla, al igual que el uso constante de oraciones exclamativas «¡Silencio!», «¡A callar he dicho!», «¡Nadie dirá nada!» … o el uso de las imperativas «¡Descolgarla!». El uso de adjetivos dirigidos hacia Adela con connotación negativa («¡Endemoniada!», «Maldita.» «…mal nacidas.» …) solo ponen de manifiesto lo dicho con anterioridad, la deshonra de una sociedad machista prevalece sobre el deseo de libertad de la joven. Las acotaciones descriptivas nos permiten entender el fragmento con más claridad, gracias a ellos somos perfectamente conscientes de lo que ocurre en todo momento.

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